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Mostrando entradas de enero, 2008

Napoli, el encanto del caos

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Una ciudad llena de bellos y decadentes palazzos, iglesias,museos, barrios de calles estrechas, que suben y bajan, ropa tendida, coches, motorinos, mas motorinos y todo en una conjunción desbordante, desmesurada de ruidos, música, voces. Una bella ciudad rodeada de colinas, y con un aire muy mediterráneo, muy del sur, que en un principio desconcierta, hasta que se va tomando el pulso caliente que late en esta tierra. Llena de atascos de trafico, y de agradables terrazas, donde ves pasar el tiempo. Donde el fútbol y la religión están unidos, y Maradona y San Genaro (el patrón de la ciudad) siguen siendo los reyes. La bella ciudad. Una ciudad a la que voy a retornar. Y el corazón se me encoge.

El rumor de un paseo

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Las Ramblas despejadas de turistas, aire, sol, libre. Un placer observar como las floristerías se abren, desparraman por el suelo multitud de ramos de colores, como Doña Elvira limpia las hojas de las rosas rojas, como Agustín vierte agua en varios recipientes… el día se presume largo, caluroso e intenso. Las flores dejan paso a las tiendas de pájaros. “Que destino más cruel el suyo”. Los veía moverse torpemente en una jaula minúscula. Y sentí vergüenza de una parte de la humanidad. ¿Qué sentido tiene encerrar a un pájaro para el mero placer de mirar y susurrarle frases torpes mientras les pones un poco de alpiste y lechuga? Mediocre gusto. He tenido un impulso; Si! Pero no lo he llevado a acabo, no por ganas sino porque la realidad me llamaba y tenía que llegar al banco para “cumplir” mi contrato con el Estado. Bueno o porque seguramente soy una poco cobarde. (Ahora podía hacer una comparativa fácil. “Tal vez en la jaula estoy yo y no me atrevo a abrirla. Bueno lo dejaré aquí y ahor

Hacia Rutas Salvajes (Into the Wild)

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Seré breve y contundente. Vayan a verla. Es fascinante, increíble. Estoy enamorada con lo que sentí el sábado en el cine. Es un regalo. Os invito a que os lo deis!!! Besos

El placer de una cocina

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Amasar pan, poner al horno un pollo relleno, espolvorear azúcar por la tarta de manzana… Anna entra en la cocina como si fuera un huracán. - Ya está preparada la masa para la quiche? -Pregunta mientras deja en la mesa de trabajo una bolsa llena de verduras, frutas, aceite, vino… Fogones en funcionamiento, copas de vino desordenadas, delantales de diferentes procedencias, conversaciones cruzadas. Amo cocinar mientras bebo un Marboré (Me fascinan las bodegas de mi tierra) y converso con Anna la elaboración del siguiente plato… Mario penetra en el mundo culinario, hasta ahora femenino, me estruja mientras me roba un poco de Marbolé. Huele el pan recién hecho, prueba la salsa de ciruelas para el pollo… Es increíble las cosas que hay que hacer en una cocina - me susurra al oído. -Si! y muchas mas que les dejo a su imaginación. La cocina tiene un lugar privilegiado en algunas casas, en la mía ocupa mas de la mitad de una gran casa de montaña, calentada por una chimenea de piedra que no pa

La jungla del metro

Te sumerges en los suburbios. Metro. Con suerte te sientas y dejas salir a tu voyeur. Te fundes en la ideología comprada por tu vecino de viaje, te empapas de la historia que el chico de melena rubia esta intentando recordar. Escoges la música de la chica peruana que va medio dormida dando cabezazos. Calor y elucubraciones muy pronto por la mañana. Parada. Entran otra “manada” de humanidad. El periódico se va y toma su lugar una novela de corte dramático; no la sigo. Desvío la mirada hacia una pareja de compañeras que charlan animosamente sobre lo que el trabajo les deparará; bueno, como diseccionan al nuevo compañero que ha venido a suplantar a Eli, la chica invisible- así la llaman. Estoy dos paradas enganchada a la historia, hasta que de sopetón un hombre alto de origen rumano (sospecho) se interpone entre ellas y yo. Clavo mi mirada y tengo pensamientos encontrados… Tanta influencia mediática no es buena- pienso. Me despido de él. Mi parada, bajo. El aire fresco me da de nuevo en l

Pequeña

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Marta se sintió pequeña. Había recibido un mensaje que no quería haber recibido nunca. Tecleaba nerviosa para leerlo una y otra vez. Lo contesto con otra negativa, bueno con media negativa; si un “no pero bueno”. Inexplicable. Medio cobarde – pensó Marta mientras caminaba por el paseo marítimo. Se paró ante el mirador y se dejo llevar por el diálogo de las olas, por si a ellas se les ocurría algo original que le sacará de este tortuoso empequeñecimiento. Lo destruía o se destruía – susurraban. Se paralizó y reclinó la invitación.

Esos "locos" regalos

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Encontrar el REGALO es difícil, hay que ser claros. Lo que más me gusta es el tiempo que inviertes en buscarlo. Caminas, entras a una tienda, observas, sales… siguen deambulando por las calles…te haces el mapa logístico de las tienda a las que vas a ir; en orden de importancia o de situación y de repente entras en La Tienda (esa incluso en la que no habías puesto muchas esperanzas) y caminando entre sus pasillos, tu mano se acerca hacia un objetivo; lo agarras, lo miras y “te dice: Si, si soy yo” y le dices: Si, si lo se, eres tu. Una pequeña conversación entre el regalo y tú. Bella conversación, bello encuentro. Es un instante de felicidad (pequeño pero muy intenso): Lo encontré!! O él me encontró a mí.

actuación

Ayer ví tras el cristal de un restaurante, dos "amigas" cenando en la misma mesa; una enfrente de la otra. Era curiosa la estampa. Una, grande, oronda, rubia; la otra, menuda, y morena. Una miraba para la izquierda, la otra para la derecha. “Habría que quedar”- imagine. Es el final de las fiestas y prometieron quedar. Y ahí estaban, dos conocidas sin atenderse. Y pensé. Que engaño. Yo dentro de poco voy a realizar un engaño: “quedaré porque en el guión que me entregaron así me lo sugería”. Es el octavo día del nuevo año y el tiempo se va templando.

Lejos de él

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Ella seguía ahí sin moverse, Gata estaba en su regazo, ronroneaba con tanto gusto que no se atrevía a quitársela... Mientras, tecleaba en su ordenador una carta a su ex -amante (Ex para ella, él todavía no sabe la noticia): “Un año entre música, desayunos, calles, restaurantes, miradas y envestidas. Y llegó el fin. No hay sueños. ¿Como hacerle llegar el sentimiento de abandono?, Llevo toda la mañana dándole vueltas y no encuentro la fórmula...” Dejó el texto a medio terminar, sorbió un poco de te y acarició a Gata, ronroneo. Que confortable sonido - pensó. Que buena pista. Como le gustaría que “su” ex -amante también le ronronear…