breve licencia...
Muero, cada mañana muero un poquito. Cada mañana abandono una parte de mi vida, lo malo es que no se donde va a parar, quien puede saborearla. Lo bueno que me desprendo, que la dejo escapar. Lo malo que no se que parte abandono, no se si es una carga pesada o por el contrario es la ligera. Cada tarde me desgarro, me desgarro por dentro. La fachada se resiente. Y aquí comienza un declive sin parada hacia la noche, hacia el desplome de todo un día que no se si fue bueno o malo. No lo se. Tal vez no haya aprendido a discernir.