Martes de lunes y una resaca: “Buscando aprobación de la humanidad, buscando que “ellos” me digan lo maravillosa que soy”. Siento esto y, lo plomizo del descubrimiento ha hecho que entrara en un estado que se mueve entre la tranquilidad y el dolor, entre la sorpresa y la admiración de haberme quitado una máscara, un peso de mi mochila. Sostenerlo me parece una proeza, una empresa larga y dura y a la vez preciosa… Siento que sabiendo puedo redirigir mi puesta en escena. No soy una diosa, soy una mujer mortal, defectuosa e imperfecta. Sentir esto también es un trabajo, un camino, y quiero decir que estos matices son bellos. Hoy siento que soy más ligera, relajada, tranquila…y al mismo tiempo tengo miedo por volverme otra vez pesada, plomiza, insegura... (resulta que puede que pase, entonces volveré a redirigirme…) ¿Cuántas mochilas llevamos mientras caminamos por esta vida? ¿Y de cuales nos queremos desprender? ¿Las hemos mirado alguna vez con detenimiento? ¿Nos da miedo abrirlas y v