Comienza la suavidad...
Primavera. Se me antoja caprichosa, como la gente que me rodea que me siente y me acurruca. Se me antoja déspota, independiente y yo, me agarro a ella, a una primavera que comienza a despertarme cada mañana y me aclara el alma. Se me antoja risueña y dicharachera. Se me antoja desordenada y pizpireta. Se me antoja de descubrimientos e inicios. Se me antoja desinteresada y espléndida.
Se me antoja.
La primavera tiene un orden diferente. Guarda en el armario lo mas pesado y muestra lo mas liviano, las sedas de la gente que descubre la ciudad de una forma etérea; llegando a orillas del mar se descubren y pisan la arena medio templada medio empapada por un agua todavía fría del pasado inquilino.
Espero. Dentro de poco cambiaré el armario…
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