de ser infiel y no mirar a quien...
Observo la danza de cuerpos
infieles que viajan de un cuento a otro…él no me ve…ella no me intuye…
Yo LO veo… como un niño que va
a por un regalo nuevo, infantil, temeroso de su propia acción, mira hacia
abajo, a los lados… su cuerpo se siente dispuesto a bajar unos escalones, a
abrir una puerta…sin que le tiemble el alma…
Yo LA veo y me produce una arcada que se
transforma en vómito…es liviana como muchas de las
mujeres que bajan las ramblas, ligera falsamente inocente, mentira en sus
ojos…medio desnuda pasea ofreciendo su hombro a todo hombre que quiera lamerlo…
Él lo lame, lo relame, mientras
la infidelidad lo envuelve…
El juego se produce todos los
días; desayuno, merienda y cena, como el orfidal del enfermo psiquiátrico…
La fantasía es: ¿seguirán
enganchados al orfidal o algún día lo cambiaran por prozac, por zyprexa...?
¿El vértigo de la "otra montaña rusa" es la que engancha...?
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