Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2008

instantáneas

Imagen
Dos instantáneas me he traído a casa esta noche. Compraba en un supermercado mi cena (es algo que a mi me fascina, salir de trabajar y meterme en el super, dejarme llevar por el olfato del día. Hoy era ingredientes para una ensalada verde y bonito en aceite virgen extra) Fila para pagar. Cajera. Aquí la instantánea uno: en su ficha “Marga”, rubia con las puntas hacia arriba tipo Hair Spray, sus ojos enmarcados con perfecto eyeliner negro, grueso, desafiante, rumbo a la sien; piel textura Luis XVI, muñeca derecha rasgada por un tatuaje; voz suave, baja, susurrante: once con ocho. Marcho hacia casa, callejeo mientras pienso en un REGALO que me dieron ayer, levanto la vista. Segunda instantánea: vespa blanca, paquistaní enfundado en un impecable traje negro, su cuerpo recostado en el asiento de piel marrón, conversación a través de un Nokia y persecución del movimiento de mis pechos al pasar. Las he guardado en mi álbum junto con el REGALO que me dieron ayer.

la lluvia y su rastro

Imagen
Hoy me levanté con su nombre en la cabeza, en el cuerpo, en la piel, en la carne. Hoy me levanté y mire el móvil para saber cuando había sido la última vez que me había llamado. Hoy me levanté y sentí su cuerpo cerca del mío, sentí que me penetraba; a mi no me importaba. El sofá de mi casa me llevó al pasado y pensé: hoy no estaría mal que él se acercara. Yo me acerque un instante al recuerdo, a la posibilidad de que hoy la sensación me rasgara, aun siendo perjudicial para mi salud. Tuve el temor de que las horas y la lluvia me trajeran el deseo no-deseado. Y… Uf! La vida! El llamó. Silencio. No quería, pese a mi cuerpo, volver al pasado. Los días de lluvia tienen una contradicción; al mismo tiempo que limpian arrastran consigo toda clase de basuras.

cruces

Marta estaba esperando el tren que venía de Martorell, era el tercero. Y volvía a salir de los vagones la gente afinada, la gente ansiosa, la gente de mañana, la gente de traje, la de maletín, la de yeso, la de brillo en los labios, la de carpeta, la de nota apuntada de mano extraña, la de novedad… todos volvían a desfilar ante sus ojos… pero volvía a faltar la de la carta. Su cara volvió a ensombrecerse. Esperará al siguiente, para ella el último. Termino mi te y me acomodo en el tren que va a Martorell. Marta y yo nos miramos durante unas décimas de segundo. “No podré encontrarlo Marta, no podré” “Yo voy a ser encontrada, seré la de la carta contraria”

sensaciones...

Hay sensaciones que se pegan al cuerpo como si fueran lodo, que se resisten a abandonar la piel; vamos, como si fueran dueñas de ella. Un buen día se instalan y ahí perduran hasta que una arremete contra ellas y las borra. Son leves pero de gran intensidad, toman puesto por la mañana y a lo largo del día van dándote toques en el hombro: “ Sss, eh estoy aquí!” Las sensaciones resultan molestas, incómodas, turbias, extrañas… Su procedencia evita explicaciones. Y a menudo no comprendo la no comunicación. ¿Es tan difícil exponer lo que uno siente? ¿Sea la sensación que sea?

Gris "Momo"

Frío al madrugar, soledad al caminar, calma de la tormenta que se esta fraguando en los sótanos de la humanidad. Y una pensando donde encontrar 100 gr. de amor, va caro últimamente en el mercado, la crisis también lo ha contaminado. Hay que ir a los mercados de estraperlo (una palabra que utilizaba mi abuelo y a mi personalmente me vuelve loca, me fascina) para encontrar algún gramo del bueno. Mientras, la humanidad que emana calor físico, se me antoja áspera y deshumanizada. Y siento que no tengo ningún hueco donde refugiarme, donde encontrar alivio. Iré a sobornar al amor…

precisamente no quiero días como hoy...

Imagen
Cuando una necesita cariño, puede cometer varios errores. Volver a agarrarse al pasado y saborearlo como si el tiempo no hubiera pasado, como si le tendiera una red hilvanada con grueso olvido. Retroceder en el tiempo y regresar a la música que os unió. Recuperar el encanto (uno por otra parte), los otros ni se saben ni se les esperan. Disponer sus fotos delante y ver la parte perfecta de ellas. Hay una sutil línea que a mi me sorprende, me asombra; una línea que en dos instantes contiguos el pasado toma formas diferentes. Ayer todo era amargo, árido, con sabor ácido y hoy (justo hoy) el pasado se convierte en dulce recuerdo, en suave retorno, con sabor ligero. Hoy el pasado me llego anestesiado. Y como no duele puedo cometer un error y hacerme mas daño. Espero que se vaya el efecto de la anestesia.