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Mostrando entradas de abril, 2008

Elegy

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Amarga, dolorosa, exquisita. Hay veces que uno no expresa. No camina. Miente. No actúa. Actúa mal. ¿Por qué? El miedo. Es el invitado no invitado. El que está al lado sin llamarlo. Lo penetra todo, tu cerebro, tu piel, tu sangre, tus entrañas. Y te paraliza. Ensucia el amor, el sexo, la lealtad a uno mismo. Y hay que limpiarse. Salgo del cine. Camino. Elegy me revienta en la cabeza, pienso: las mujeres bellas no se ven. Hay que mirar dentro de ellas. Es un buen ejercicio. Mirar a través de sus pechos, de su tripa, de su culo…

Lo podrido de la humanidad

Horrorizada. Paralizada. No hago más que leer la noticia del “carcelero-monstruo austriaco”. Y no entiendo nada de nada. ¿Cómo un “hombre-padre-marido” puede cometer tantas atrocidades durante 24 años? ¿Cómo una madre no pregunta? ¿Cómo los otros hijos no cuestionan? Y sobre todo NADIE, absolutamente NADIE ¿VIO NADA? ¿NADA? Vuelvo a preguntarme. Y no entiendo. Josep Fritzl me ha dejado vacía, en silencio y seca. Y llevo días sin atinar, sin mover mis dedos para expresar nada. Me da asco él, la esposa, los otros hijos, los vecinos…la humanidad. Incuso yo misma cuando no hago más que leer y releer el relato de este monstro cruel. ¿Qué pensar?

Obscuro

El túnel era demasiado largo. Durante todo el viaje no se hablaron. Ni una sola palabra. Toman café uno enfrente del otro y comparten silencio. Van al cine y el guión marca sus vacios. Hablan con otros, ríen con los demás. Ellos se miran y no se conocen. No saben porque uno se acuesta el lado derecho de la cama y el otro la izquierda. Esconden mentiras entre suspiros. Y cada uno buscó otras islas para refugiarse. El se expande con Rosa. Ella se mira en los ojos de Pablo. Rosa y Pablo son dos islotes dentro de un mar que les rodea. El y ella se recriminan en el no hablar. Y seguirán buscando en otras fronteras lo que no tienen en esta. Pero no saben como abandonar la “ tierra prometida ”. Penetrar en la incomunicación es incómodo. No recuerdan como suenan sus voces. Y uno se pregunta cómo es el timbre de la persona que se declaró aquella mañana de primavera mientras el mar ya les arrebató una parte de su tu a tu… Hay proyectos que nacen en un túnel largo y obscuro. ¿Cuál es tu tún

Desintoxicarse

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Uno se desintoxica de las drogas más dura. Tienen que ingresar en clínicas de desintoxicación. Al recaer ahí está el médico para que le receten cualquier fármaco que le ayude a superar la crisis del mono. Salen como zombis en busca de la droga y vuelta a recaer. Pero siempre hay una consulta, un doctor, un fármaco, un proyecto hombre, una sesión de desenganche para agarrase. Y ¿cuándo una se tiene que desintoxicar de un amor tóxico? “ El amor tóxico, escribe Leonardo Padrón, es una navaja en la dulzura ”. Y ¿cómo sacar la navaja del cuerpo todavía caliente? El amor tóxico es un poemario sobre el amor, pero no de la celebración del amor, sino de su pasión, padecimiento que algunas veces es lento, otras, violento y siempre calcinante. Del amor nocivo, que envenena. Así que: "¿Si estar con alguien implica la destrucción del yo, es mejor estar solo?",

Esperar...?

Esperar a que te llamen. A que te digan que sí. A ser mirado. A pasar inadvertido. A hablar. A callar. A que te critiquen. A que te adoren. A que te convenza. A que te lleven al huerto. A que se dejen. A que te dejes. A que marche. A que venga. A que te susurre. A que se arrepienta. A que se disculpe. A que no se dé cuenta. A que quiera… si a que quiera. A que te contesten. A que te rocen. A que te besen. A que te sientan A que te penetren. A que… ¿a qué? ¿A que esperar? Y ¿Por qué esperar? No esperen más. Hagan. Y que esperen otros…

distinta-diferente-ausente

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Hoy Marta paseaba por la Ramblas, iba inquieta. Había estado llorando toda la noche y caminaba sin caminar, iba al trabajo por instinto, como el animal que va a la comida. Pensaba en la tristeza que se había instaurado en ella hace unos días, pegajosa, pringosa, pesada, egoísta… “ Hola, ¿qué tal estas? ” Miró, un desconocido le estaba hablando. Marta lo miro sin mirar. “¿No estás muy bien hoy, no?” NO , dijo con rara sorpresa. “ Eres muy bella para estés mal. Hoy no quieres hablar, ¿no?” NO . “Bueno que pases un feliz día” Marta arremetió por la derecha para desliarse del desconocido que la había sentido. Y su cuerpo si inquietó, se sobresaltó. ¿Cómo un desconocido puede estar más cerca de una que su propio marido? La imagen del desconocido caminando a su izquierda mientras la miraba fijamente, no se la pudo quitar en todo el día. Como la tristeza; se había pegado a su piel, a su pensamiento ,a su alma. Mario llego a cenar. No vio lo que Marta tenía pegado a la piel. Aunque en un mo

Extraña soledad

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Encontrarse sola por un día. Es un proceso extraño. Incómodo. Silencio. El móvil se acalla. Tus voces pasan a primer plano. Te aturdes. Y sales a la calle. Mañana de bullicio. Mirar colores entre los puestos. Pasear por las calles del mercado con más teatralidad del mundo. Actores venidos de diferentes partes del mundo. Habituales junto con turistas. Latinoamericanos dispuestos en la casquería. Catalanes de calles próximas aproximándose a las pescaderías. Tenderete de frutos secos fotografiados. Flases que aturden a las fresas expuestas. Payeses que gritan los precios de su huerto. De un lado a otro disfrutando del espectáculo me encuentro yo; con capaceta en mano y gafas de sol; entre autóctona y extranjera. Hablo con las verduleras que me conocen: “Hoy el mango esta espectacular”. La pescadera se acaba el café con leche y me corta una rodaja de atún toro. Champiñones y alcachofas para la guarnición. Ramón “el charcutero”: ¿Nada hoy, vecina? Sandra me parte la barra de pan de espelta.

Cuando el amor no entra

Lluvia. Hoy le he puesto los cuernos. No he sido consciente hasta que me he visto disfrutar con su música. Y he sentido un cosquilleo tonto, lo admito. Gabo Ferro me ha enamorado. Yo me callo y os dejo una letra de Gabo: “Cuando el amor no entra”. Cuando el amor no entra, no empujes que no va a entrar Porque cuando el amor no entra, es simple, no puede entrar No va a entrar con la risa, ni con el llanto ni con la pena El amor más bien germina si la tierra está serena Cuando el amor no entra, no empujes que no va a entrar Porque cuando el amor no entra, es simple, no puede entrar No va a entrar con una canción, ni con el humo ni con el vino El amor te toma sobrio y te devuelve aturdido Porque cuando el amor no entra, no empujes que no va a entrar Porque cuando el amor no entra, es simple, no puede entrar No sirve salmo ni rezo ni santo ni procesión El amor más bien se espanta si hay dogma o hay religión Porque cuando el amor no entra, no empujes que no va a entrar Porque cuando el amor

Cambio de Rumbo

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Qué ocurre cuando lo que habías elegido no sirve, ya no es parte de tu piel; lo rechazas como quien rechaza un trasplante de hígado. Cómo te enfrentas a des-elegir, a mirar hacia otro camino y no hacer daño a los que se quedan en este. A vencer las miradas de incomprensión, las frases acusadoras. Un día vislumbras el nuevo cambio, lo ves más o menos nítido aunque en esta primera ocasión gana la elección antigua. Y tu cuerpo se revela. Y vuelves a ordenar tu vida. Y apuntas en una libreta vieja: Posicionarse ante la vida. Como uno elige. Como lo eligen. Como decir que no. Como decir que si … En eso a una se le va los minutos de una parte de la vida… La playa, la arena del día de hoy me ayuda a detenerme en mis manos. Las miro y me ayudan a seguir mi nuevo rumbo.

Despedida

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Nervios. Sí, hay AVE a las tres y media. Maleta. Taxi. Amable. Tren… recorrido. Exactamente separada por dos horas y media del dolor, de la mala noticia. Próxima parada Puerta de Atocha. Amigos y de nuevo camino. Cada vez más cerca del dolor. Tras la multitud, la veo: gafas de sol, delgadez y unos abrazos que se extienden. ABRAZO. ¿Por qué has venido? Porque este abrazo me era imposible darlo por teléfono. Nos quedamos así, sin conversaciones aparentes, sin tapujos y sin esperar. Estando. Sintiendo el dolor, el vacio del que se va. Tristeza. Vuelta… directa. Son las seis de la mañana y Atocha se borra.

De compañía: sonrisa

Si uno madruga lo que encuentra en todas las tiendas son las mujeres de la limpieza. Cubo y fregona en mano, trapo del polvo en el bolsillo de la bata a rayas azules, coleta muy estirada. Las observo como salen a la calle y charlan con la señora de la limpieza de la tienda de enfrente, tiran el agua sucia por la rejilla del desagüe, una llama a una puerta, otra limpia los cristales, otra la veo a través del escaparate como pasa la aspiradora por la tienda de Adidas. Y me sonrío. Las dejo a mano derecha y me doy de bruces, casi, con una pareja de ancianos bellísimos. Unidos, mientras él mira en un mapa su situación; ella deportivas y sombrero de paja me mira y me regla una sonrisa tímida y agradable, yo se la devuelvo casi sin pensar. Y la sonrisa me la llevo de compañera durante mi camino al trabajo. ¿No piensan que a veces una sonrisa es la mejor de las compañías?

Primavera

Sol . Al final la primavera se ha dignado a salir de su cueva. La verdad es que se lo agradecemos, porque no entendía muy bien ese remilgo, esa pereza que le había entrado por no salir. Incluso llegue a pensar que nunca se decidiría a salir. Espero que no vuelva a sentir que no la necesitamos. Sol, olor a mar recién limpia, arena fresca y un vermouth. Por ti Primavera!