...hogar de ida y vuelta...

Cuando una es devastada, nunca vuelve a recomponerse...nunca vuelve a caminar entera... se reclina en si misma y sus ojos caen al asfalto mohoso y grueso.

En ese tiempo  recuerdo que viajaba sin rumbo....deseaba perderme  con cada trayecto, sin querer había dispuesto en el coche cinco, mi refugio...mi hogar. No quería tener casa fija y  fantaseaba que algún día llegaría a algún paisaje del cual enamorarme. Para mi el AVE Barcelona-Madrid fue mi casa durante tres años.

Entretejí una familia de alta velocidad; los visitaba cada viernes en sus asientos...cuando regresaban con sus hijos,  con sus parejas.... Me iban desmenuzando su vida....sus inquietudes... sus amores...sus miedos....  los lunes sus caras me buscaban....los miércoles descubría nueva gente,  los martes y jueves reposaba, no trabajaba.

Como azafata del corazón los escuchaba, los acurrucaba y les traía agua, café....e incluso algún que otro bocadillo de jamón con queso brie-un clásico en la cafetería de Renfe-...


Un día el coche 5 estaba lleno y tuve que cambiar al 8.... Fue un nuevo empezar que se volvió en un final... Encontré mi propia familia, la que un día desapareció, la que un día se fue para siempre... me mecí en sus manos..... y deje que me trajeran agua....e incluso algún que otro bocadillo de jamón y queso brie...

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