marcas...
Ayer pasee toda mi ira por las calles de mi ciudad. Pase por lugares antiguos que en mis primeros días me acogían y me desesperaban a la vez. Eran las callejuelas del gótico.
Mi cuerpo me llevó hasta la calle que vio mi primer desembarco… mire con temor hacia arriba, principal derecha. Y colgado del balcón un cartel enorme: “SE VENDE”, de nuevo esa casa se quedaba huérfana. Es una casa extraña, que engaña. Parece que va a ser un pequeño nido de oportunidades y resulta que pasa a ser un nido de cuervos que por las noches no te dejan dormir. Y sentí alivio, una gozosa victoria, por no pertenecer a ella, por no tener que subir esas escaleras y abrir ese balcón y gritar: “callen, callen…déjenme vivir”.
Seguí la calle que muchos domingos me llevaba al mar; grisácea, sin luz, sin brillo. Busque los rincones que me hicieron ser lo que soy, que me moldearon hasta llegar a mi finito, los que me hicieron llegar a ser tan sombra como ellos, a ser humedad y enfermedad… Y los vi, distantes, como herida curada con cicatriz, con marca. Todo deja huella. Esa huella que te recuerda lo que fuiste, a donde llegaste y a lo que no quieres volver.
Mi cuerpo me llevó hasta la calle que vio mi primer desembarco… mire con temor hacia arriba, principal derecha. Y colgado del balcón un cartel enorme: “SE VENDE”, de nuevo esa casa se quedaba huérfana. Es una casa extraña, que engaña. Parece que va a ser un pequeño nido de oportunidades y resulta que pasa a ser un nido de cuervos que por las noches no te dejan dormir. Y sentí alivio, una gozosa victoria, por no pertenecer a ella, por no tener que subir esas escaleras y abrir ese balcón y gritar: “callen, callen…déjenme vivir”.
Seguí la calle que muchos domingos me llevaba al mar; grisácea, sin luz, sin brillo. Busque los rincones que me hicieron ser lo que soy, que me moldearon hasta llegar a mi finito, los que me hicieron llegar a ser tan sombra como ellos, a ser humedad y enfermedad… Y los vi, distantes, como herida curada con cicatriz, con marca. Todo deja huella. Esa huella que te recuerda lo que fuiste, a donde llegaste y a lo que no quieres volver.
Un paseo purificante. No quiero volver a ese principal derecha, Gracias.
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Atrapada en un sótano izquierda!