la masa ahoga


Tres asientos libres en el vagón de metro de la línea amarilla (siempre me dirijo a ellas por los colores evitando los números, se me antoja más personal).
Mañana medio fría, medio chispeante… me coloco en uno de los asientos y frente a mi otros tres; los extremos ocupados: una gorra terminada en unos inmensos auriculares; y un profesor de universidad que sostiene una pipa adormecida.
En mi diagonal derecha cuatro asientos; los extremos opuestos ocupados.
Observo que el ser humano no gusta de establecer contacto físico con desconocidos, si puede elegir siempre pondrá un asiento entre el antiguo habitante y él.
Caminamos en una masa que no se junta, que no se toca, que no se quiere, que se repele…que mira en un continuo discurso interior de desprecio: “¡Que rabia pertenecer a la masa!”
“Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo”, como diría Ortega y Gasset al comienzo del ensayo “La rebelión de las masas”.
La masa refuerza la neutralidad y te despoja de las aristas, eso hace que sientas que mueres mientras deambulas entre ella….

Comentarios

Gwynette ha dicho que…
Cada uno de nosotros nos sentimos únicos, pero ciertamente, para los demás, somos masa.
Yo también dejo un asiento libre si puedo, entre la masa y yo :-)

Petonets

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