A escena!


Marta se asoma a la ventana y deja ver un escorzo de sus pechos, suaves… apetecibles.
Marcos pasa cada mañana a la misma hora. Y Marta se dejaba llevar, de nuevo se dejaba llevar, por la no-mirada de Marcos, por el rumor de nuevas mentiras para apaciguar su alma oscura. Marta tiende la colada desordenadamente, Marcos la acompaña con pinzas. Lágrimas de Marta. Ojos de Marcos.
Media sonrisa…calma inquieta. Marcos dobla la esquina y Marta cierra la cristalera.
El aire entra en escena, mañana también habrá función.

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