De compañía: sonrisa

Si uno madruga lo que encuentra en todas las tiendas son las mujeres de la limpieza. Cubo y fregona en mano, trapo del polvo en el bolsillo de la bata a rayas azules, coleta muy estirada. Las observo como salen a la calle y charlan con la señora de la limpieza de la tienda de enfrente, tiran el agua sucia por la rejilla del desagüe, una llama a una puerta, otra limpia los cristales, otra la veo a través del escaparate como pasa la aspiradora por la tienda de Adidas. Y me sonrío. Las dejo a mano derecha y me doy de bruces, casi, con una pareja de ancianos bellísimos. Unidos, mientras él mira en un mapa su situación; ella deportivas y sombrero de paja me mira y me regla una sonrisa tímida y agradable, yo se la devuelvo casi sin pensar. Y la sonrisa me la llevo de compañera durante mi camino al trabajo. ¿No piensan que a veces una sonrisa es la mejor de las compañías?

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