Entre ayer y mañana...

Los días laborables entre festivos, se encuentran perdidos, como si no encontraran su lugar. Son días de usar y tirar; compras rápidas, comer cualquier cosa: bocadillos, ensaladas emplasticadas… Y él en realidad quiere que termine su tiempo porque no se lleva muy bien ni con ayer ni con mañana, porque él tiene otras costumbres, otros códigos, mucho mas productivos que sus compañeros. Ellos son vagos, tranquilos, incluso para él claro demasiado tranquilos. A él le gusta la actividad… pero una actividad continua; y el lugar que ocupa hoy es como si tuviera que realizar un sprinte fuerte y todo el mundo le pediera demasiadas cosas. Además el tiempo no le ha ayudado porque se ha puesto en huelga y se ha quedado todo gris, así que tampoco puede obtener energía del sol. Vamos! Que me mira con tristeza y me dice: “Uy que acabe pronto, pronto!”

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